Mis espejos de papel

Los espejos siempre han tenido algo de mágicos: te dicen quién es la más guapa del reino, te introducen en un mundo paralelo o no te devuelven el reflejo si eres un vampiro. Pero los espejos, en realidad, no poseen magia, ni sentimientos, ni siquiera imágenes. Somos nosotros, los que nos asomamos a ellos, quienes lo hacemos cargados de imágenes, de sentimientos y de magia. Cada uno de nosotros tenemos el poder de ver en un espejo lo que deseamos ver. El decepcionado que lo rompe, sólo desea romper su cara; el narcisista que lo besa es a sí mismo a quien besa..
... Pero hay unos espejos que sí que tienen magia, sabiduría, sentimientos, historia e historias: los espejos de papel.
Esos papeles repletos de letras en las que podemos ver reflejadas todas las imágenes del universo, de ahora y de todos los tiempos. Esos espejos de papel en los que nos vemos tal y como somos, como fuimos, como podríamos ser, como nos gustaría ser...
Esos espejos de papel en los que cabe todo lo bueno y malo de la humanidad, todos los monstruos y los ángeles de la historia: lo más sublime y lo más rastrero, lo más antiguo y lo aún no nacido... Solamente hay una cosa, y sólo una, que no pueden reflejar esos espejos: la ignorancia.
Mi casa está llena de libros. Mi casa es la casa de los espejos... los espejos de papel

jueves, 20 de septiembre de 2012

ES EN DICIEMBRE

Es en Diciembre,
cuando los olivos se tatúan
amor de madre en las ramas
que lesbianamente se abrazan.
Cuando emergen las brumas
y la escarcha de plata
azucara la hierba.
Es en Diciembre,
cuando beben los peces en el río
y el burro anda más deprisa
porque llegamos tarde,
siempre llegamos tarde.
Es en Diciembre,
cuando las raices se reestrenan,
cuando despierta la gran caja de cartón
en el altillo del armario
y renueva su parto de luz,
de colores esféricos y guiños dorados.
Es en diciembre,
cuando la nieve es harina,
el musgo pradera
y papel de aluminio el río.
Cuando se pone un cubierto más en la mesa.
Es en Dicembre,
cuando toman el poder
los súbditos del balcón y la chimenea.
Papel de colores,
muñecas y bicicletas.
Es en Diciembre,
cuando clausura y proyecto,
recuerdo y esperanza
desnudos nadan en la misma alberca.
Si eres niño, sonrisas;
los viejos suspiran.
El almanaque amarillea.
Es en Diciembre
cuando más duele la lejanía,
cuando más huele la tierra.

Es en Diciembre
cuando más presente es
                  tu ausencia.


                                                                                                                Manolo  Benages